En este justo instante
hay un niño que juega con una caja de cartón,
y un perro
que alrededor de las heridas de sus pies
mueve la cola,
revira su dirección
y regresa al clamor de los saltos del niño.
Un niño, dos niños, cientos, miles…,
entretienen la tarde
derrapando por alguna cuneta
de nieve, asfalto, arena…
Niños que de ese modo consiguen ser felices
y duermen bajo una luna
que para todos ellos es igual,
a pesar de sus llagas,
que los perros de la calle lamen…
¡Corre! ¡Amigo! ¡Corre!
Sobre una alfombra blanca
¡Corre!
Romper una botella de plástico es tu juego.
No sabes que estás en alta estancia.
Tu corazón iguala al de todos los perros.